sábado, 5 de abril de 2014

Cuando ser mamá se transforma en una oportunidad de cambio y crecimiento personal

Cada día compruebo y conozco a más mujeres que viven esta instancia, la de ser madre, cómo una verdadera oportunidad  de cambio y crecimiento personal.

Pero ¿qué es lo ocurre? a mi juicio todo comienza en la gestación. Es ahí cuando comenzamos a cuestionarnos, a preguntarnos, a indagar, a informarnos, a escucharnos. Hay "cosas" que sentimos que no encajan, que nos incomodan, que no nos dejan tranquilas. No nos cuadra que depositemos toda nuestra confianza en otros, en el saber de otros (médicos obstetras, amigas, madres, etc) si somos NOSOTRAS las que estamos gestando vida. Una vida nueva y única que depende en gran medida en nuestra capacidad de DESAPRENDER.

Queremos que nos devuelvan nuestros partos. Queremos que nuestros hijos decidan cuando nacer. Son ellos los que nacen y nosotras las que parimos. No queremos que nos manipulen, que intervengan, que nos digan que es lo mejor para nosotras, porque sabemos e intuimos que es lo mejor para nosotras y nuestros hijos.



Poco a poco empezamos a confiar en nuestros cuerpos (que somos nosotras) y en nuestros hijos que están en gestación. Nos damos cuenta que nos parecemos más a la naturaleza, que somos cíclicas, dadoras de vida, poderosas, mamíferas. Sentimos que nuestros hijos saben cuando llegar al mundo. Ellos son sabios, son perfectos.

Después de su nacimiento comienza la lactancia, y es otra prueba más de que todo lo que nos inculcaron NO ERA CIERTO. La lactancia es más que alimento. Es entrega, es compañía, es cariño, es amor en el estado más puro. Es una oportunidad para dar y dar y volver a dar. Y a veces nos volvemos locas, y nos puede doler porque no sabemos como hacerlo y no tenemos el soporte emocional necesario. Pero si somos astutas buscando la ayuda perfecta y aparece en el momento oportuno y nos salvan, nos dan las alas para volar. Logramos establecer una buena lactancia. Somos felices y nuestros hijos más.



Y "descubrimos" cosas preciosas como el porteo y el colecho, y los abrazamos porque nos gustan, porque nos hacen sentir cómodas, porque nos unen como familia. Y seguimos en nuestra búsqueda interna, cuestionándonos lo establecido, lo "normal", lo socialmente aceptado. Nos sumergimos en nuestra historia personal, buceamos y empezamos a recordar nuestra verdadera infancia, no la que nos contaron. Y asi seguimos, por meses, y meses, creciendo juntos a nuestros hijos, buscando nuestra verdadera esencia, nos sacamos las mascaras, los personajes. Dejamos fluir. Soltamos y avanzamos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario