miércoles, 24 de julio de 2013

Cuando lo obvio no es tan obvio

Hace unos días una amiga embarazada, me preguntó cuál era la posición que más había usado para dar pecho a mi hija. Inmediatamente lo pensé unos segundos y claramente se ve vino a la cabeza "acostada".

 

Para mi, lejos, la posición más cómoda para alimentar a mi hija, durante el día y por sobre todo, la noche.
 
Lo curioso es que algo que parece tan natural y obvio, no es tan conocido entre las mujeres y madres. Me ha tocado escuchar de varias madres lactantes que nunca dieron pecho de esta manera, pues no sabían, no se les ocurrió, nadie les dijo, ni les enseñó.
 
Afortunadamente tuve la suerte, de que una maravillosa mujer, consultora de lactancia con mucha experiencia, me mostró cómo hacerlo cuando apenas Antonia tenia 7 días. Para mi fue descubrir algo maravilloso: mientras diera pecho podría descansar.
 
Y este simple hecho me abrió un abanico de posibilidades, porque cada vez que diera pecho podría dormir, reposar, meditar, ver una película, leer, escribir y hasta comer.
 
¿y cómo hacerlo?, es sencillo, te acuestas en tu cama con tu guagua al frente (guata con guata) dejando su cabeza frente al pecho y voila!
 
Después de aprender esto, me di cuenta que cuando colechas (duermes con tu guagua en la misma cama), está posición surge de manera espontánea, sin embargo y sobretodo los primeros meses, las guaguas toman pecho casi todo el día y por tanto, se torna muy  relevante saber que puedes hacer tomas acostada descansando y por supuesto regaloneándolos (puedes peinarlos, hacerle un masaje en la espalda, limpiarle las orejitas, entre otras cosas). 
 
Un ayuda adicional es usar un tutito enrollado (como arrollado primavera para que se entienda) para levantar tu pecho y que le quede justo en su boca. Puede que al principio lo uses y luego ya no lo necesites.
 
Saber este simple detalle cuando estás embarazada o tienes un hijo recién nacido es realmente importante y sabes por qué? porque mejora tu calidad de vida y puedes disfrutar aún más la lactancia y la maternidad.
 
 
 
 Por La mamá de Antonia
 

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